Título/s: | Energía: ¿producir más o consumir menos? |
Fuente: | Aportes, 6 |
Autor/es: | Martínez, Enrique M. |
Editor: | INTI |
Palabras clave: | Energía; Problema energético; Consumo; Petróleo; Estados Unidos; Ganancia; Uso racional de la energía |
Idioma: | spa |
Fecha: | 2006 |
Notas: | Selección: Ing. Enrique Martínez, Presidente del INTI |
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Aportes
Es una serie editada por el INTI, tiene carácter de comunicación interna. Los trabajos seleccionados están orientados a ampliar el conocimiento del personal en diferentes temas de interés tecnológico. Selección: Ingeniero Enrique Martínez Diseño e impresión: Ediciones - INTI Cantidad de ejemplares: 3.000 aportes 6.indd 2 04/10/2006 13:24:27 energía: ¿producir
más o consumir menos? aportes 6.indd Sec1:1 04/10/2006 13:24:27 aportes 6.indd Sec1:2 04/10/2006 13:24:27
ENERGÍA: ¿PRODUCIR MÁS O CONSUMIR MENOS?
Los argentinos no tenemos una costumbre de ahorro de energía. Sólo tuvimos en cuenta el tema cuando fue forzado, debido a los cortes sistemáticos o a la baja tensión. Usamos vehículos a gas, porque este combustible es más barato que la nafta, no porque su consumo específi co sea menor. Las empresas cons- tructoras habitualmente no diseñan viviendas, sean individuales o colecti- vas, en base a criterios de efi ciencia en la demanda térmica. Ni las compañías de suministro de energía promueven el tema, ni la austeridad en la ilumi- nación de los edifi cios públicos o del alumbrado de las calles sugiere que tengamos una vocación por gastar poca energía. Ni siquiera nuestras evaluaciones al interior de empresas industriales que son grandes usuarias de este insumo, lo cual afecta los costos fi nales de cual- quier bien que lo necesite, sea cemento o manzanas enfriadas, muestran un cuidado especial al respecto. Por eso nos ha parecido importante difundir el documento adjunto publicado ya hace 4 años en la revista The American Prospect y cuyos autores, además de especialistas en energía, son a su vez coautores de libros de importancia, para refl exionar sobre sociedades con mejor calidad de vida, como Natural Capitalism o Winning the Oil Endgame, lamentablemente aún no traduci- dos al castellano. De la lectura surgirá un pensamiento asociado al mundo central, mas que a la periferia, especialmente cuando se discurre sobre la seguridad norteame- ricana. Pero a la vez aparecen ideas potentes y en muchos casos de sentido común directo, sobre cómo resolver la ecuación energética, tanto allá como en el resto del mundo. Hay otro principio en que diferimos con los autores. En algunos pasajes se señala con fuerza que el mercado ha hecho opciones por la mayor efi ciencia, más allá de la iniciativa gubernamental. Aparece allí una diferencia cultural importante. En la Argentina parece tener vigencia todavía cierta inercia por la cual los mayores costos fi nalmente se trasladan a los consumidores, que tienen pocas opciones de recambio o demasiada fi delidad a las marcas. De manera que nuestra experiencia no nos lleva a la confi anza en la regulación automática que en parte se sostiene en el texto. El material que hoy se presenta, sin embargo, tiene una virtud sobre todos sus hipotéticos defectos: está producido por personas con vocación de proponer caminos concretos, no sólo elementos para la confrontación ideológica. De ahí que nos parece importante su difusión y tomar un minuto para refl exio- nar cuántas de esas recomendaciones son aplicables a nuestro querido país. Ing. Enrique M. Martínez Presidente del inti aportes 6.indd Sec1:3 04/10/2006 13:24:27 aportes 6.indd Sec1:4 04/10/2006 13:24:27
1. promoviendo soluciones energéticas
negavatios y negabarriles la carrera está llegando al límite la economía del petróleo se debilita el arma secreta de estados unidos de américa contra la opep 2. energía para siempre seguridad en las ganancias avance hacia el hidrógeno hypercars elección, no condena 7 15 promoviendo soluciones energéticas Publicado en The American Prospect, 28 de enero de 2002 energía para siempre Publicado en The American Prospect, 11 de febrero de 2002 amory b. lovins es ceo de Investigaciones. l. hunter lovins es ceo de Estrategias en el Rocky Mountain Institute. Colaboraron durante mucho tiempo en la industria energética y en los Departamentos de Energía y Defensa de los Estados Unidos. Autores de Natural Capitalism (Capitalismo natural) y de otros 26 libros. aportes 6.indd Sec1:5 04/10/2006 13:24:27 aportes 6.indd Sec1:6 04/10/2006 13:24:27
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página 7 Estados Unidos de América está en guerra. La economía ha declinado. La pros- peridad, la estabilidad y el medio ambiente global se encuentran en riesgo. La política interna se está bloqueando, impulsada por la próxima batalla elec- toral en ambas Cámaras del Congreso. La política energética, fuertemente polarizada, está de nuevo en el orden del día. ¿Hemos aprendido algo desde el primer shock de petróleo en 1973, que permi- ta a los Estados Unidos armar una estrategia energética para que el país esté seguro, para que se estimule la economía interna y se promueva el desarrollo global? ¿Hay alguna manera de usar la política energética para que el mundo esté más seguro, para proteger el clima y reconstruir el consenso nacional? ¿Hay algún enfoque que tenga sentido y genere dinero, solucione muchos de los problemas o los evite en forma inmediata sin crear nuevos inconvenientes, promueva avances en la tecnología, aumente la participación y refuerce los mercados competitivos, así como también la democracia de base? Sí, lo hay, pero es necesario consustanciarse con la esencia del problema ener- gético. Hasta 1976, muchos pensaron (y algunos continúan haciéndolo) que el problema energético era simplemente que nuestra energía se estaba ago- tando. De ser así, entonces el tema urgente es dónde conseguir más energía –más, de cualquier clase, de cualquier fuente, a cualquier precio– para preve- nir el fi n de nuestra actual forma de la vida. Esto requiere la intervención gubernamental –impuestos, subsidios, mandatos, nuevas normas– todo pla- nifi cado por expertos en energía y políticos, que naturalmente están a favor de las tecnologías familiares y de los distritos electorales poderosos. Se propusieron variantes en este tema y muchas de ellas se llevaron a cabo, durante el gobierno de todos los presidentes republicanos a partir de Richard Nixon, y en parte durante la administración del demócrata Jimmy Carter, quien lanzó la U.S. Synthetic Fuels Corporation [Sociedad de Combustibles Sin- téticos de los Estados Unidos], (Nixon controlaba los precios de la energía y Carter los liberaba). A pesar de haberse consumido muchos cientos de miles de millones de dólares, fracasaron las políticas centrales de suministro suje- tas a estos vaivenes. La proyección del crecimiento de la demanda y la búsque- da del tipo favorito de costosas instalaciones centralizadas para satisfacerla –conforme a la manera en que operan exageradamente los políticos para su- perar la caída del suministro o la suba de precios– ha resultado cara, riesgo- sa desde el punto de vista fi nanciero, difícil desde la logística y desagradable desde el punto de vista político. Salvo algunas excepciones, en general se ha mantenido el suministro de energía, pero a un costo elevado que incluye des- de la Guerra del Golfo, el calentamiento global y los accionistas desalentados hasta las enfermedades pulmonares, la seguridad nacional degradada y la dependencia de la familia real de Arabia Saudita. Al defi nir el problema diciendo: «nuestra energía se agota» y responder refor- zando el suministro tradicional, la política socavó la solución real que el mer- cado había luchado por implementar, luego de cada shock energético: elegir de modo imparcial la combinación más económica para reducir la de- manda o aumentar el suministro. El mercado, al ser neutral desde el pun- to de vista tecnológico, elige el uso más efi ciente, porque es más rápido y económico. La tecnología intensifi ca ambos recursos, pero se expande en ma- Promoviendo soluciones energéticas En la Guerra del Golfo había algo más que el petróleo en juego; pero difícilmente hubiéramos enviado medio millón de tropas, si Kuwait sólo cosechara brócoli. aportes 6.indd Sec1:7 04/10/2006 13:24:27 punto 1
página 8 yor medida y más rápidamente que el suministro. Así, de modo invisible para la mayoría de los políticos, las enormes reservas de efi ciencia subutilizada son cada vez más grandes y económicas, aun cuando las reservas nacionales de combustible, forzadas con mayor dureza por la política, son cada vez más pequeñas y costosas. El uso efi ciente se refi ere a la manera en que los norteamericanos, después del shock de petróleo de 1979, recortaron el uso del petróleo en un 15% en seis años, mientras que la economía creció un 16%. Esto es parte de la forma en que los californianos recortaron la demanda pico de electricidad, por dólar de producto bruto interno (ajustado de acuerdo con el clima) en un 14% en seis meses –un tercio de los clientes recortaron el uso en un 20% más– termi- nando abruptamente en una crisis para cuya solución la Casa Blanca mani- festó necesitar de 1.300 a 1.900 centrales eléctricas adicionales en todo el país. Los que presentan propuestas de suministro y no están familiarizados con el recurso de efi ciencia quedan perplejos cuando los mercados lo eligen y comprometen sus industrias favoritas con cada ciclo de fl uctuación de pre- cios y respuesta política. (Esto sucede bastante a menudo: los precios mun- diales del petróleo fl uctuaron al azar durante al menos 115 años). Impulsar el suministro –teniendo en cuenta que lo peor se compra primero– mientras el mercado favorece la efi ciencia, pone en riesgo a las industrias de suminis- tro, al ampliar el ciclo de prosperidad-decadencia. Al mismo tiempo, se gas- ta dinero, se pierde un tiempo precioso y se daña la competitividad y seguri- dad nacional. Este error puede evitarse si hacemos una pregunta diferente: ¿Por qué la gen- te quiere que la energía esté en primer lugar? Los clientes no quieren trozos de carbón, kilovatios-hora o barriles de una sustancia negra pegajosa. Más bien desean los servicios que la energía provee: duchas de agua caliente y cerveza helada, movilidad y confort, hiladoras y microchips, pan horneado y aluminio fundido. Ellos quieren que estos «usos fi nales» les lleguen de ma- nera segura, confi able, saludable, justa, durable, fl exible, innovadora y a precio razonable. ¿Es posible? Por supuesto que lo es. Esta pregunta empírica ya tiene respuesta. Una amplia y profunda experiencia, documentada en el país y en el exterior, demuestra que estos objetivos pueden lograrse en forma simultánea. ¿Cómo? NEGAVATIOS Y NEGABARRILES El uso más efi ciente ya es la mayor fuente de energía de Estados Unidos de América, no así el petróleo, el gas, el carbón o la energía nuclear. Existen mu- chas formas de medir avances en el ahorro de energía, pero aún aplicando la medida más amplia y fuerte –menor consumo de energía primaria por dólar de pbi real– el avance ha sido espectacular. Para el 2000, la «intensidad energética» reducida (comparada con 1975) estaba suministrando el 40% de todos los servicios de energía de Estados Unidos. Era un 73% mayor que el consumo de petróleo de los Estados Unidos, cinco veces la producción inter- na de petróleo, tres veces las importaciones totales de petróleo y 13 veces las importaciones de petróleo del Golfo Pérsico. La menor intensidad obedeció en gran medida al mayor uso productivo de energía (por ejemplo, casas mejor aisladas, iluminación y motores con mejor diseño y autos más seguros, lim- pios y poderosos y que recorrían más kilómetros por litro), en alguna medida a cambios en la combinación económica y sólo levemente a cambios de con- aportes 6.indd Sec1:8 04/10/2006 13:24:27 punto 1
página 9 ducta. A partir de 1996, el ahorro de energía ha sido la fuente de crecimien- to más rápida de la nación. Los economistas, considerados los sacerdotes de más alto rango en la política energética, asumen a menudo que los mercados son esencialmente perfectos y que el precio es la infl uencia principal o única en la conducta. Si se cree en ello, entonces la única manera de usar menos energía es elevar los precios, pero no es cierto. La revolución en el ahorro de energía de 1979 a 1985 fue, sin duda, estimulada por los elevados precios energéticos. De 1996 a 1999, se ahorraba prácticamente con la misma rapidez, aunque los precios de la energía seguían bajando como nunca antes lo habían hecho. Algo más lla- maba nuestra atención. El precio tiene importancia, pero la capacidad de responder a todos los asun- tos relacionados con el precio, tiene aún mayor importancia. Entre 1990 y 1996, un kilovatio-hora costaba en Seattle aproximadamente la mitad de lo que costaba en Chicago. En términos de porcentaje, la carga eléctrica se esta- ba reduciendo 12 veces más rápido y el uso anual de electricidad 3.640 veces más rápido en Seattle que en Chicago. Eso es porque los servicios ayudaron a que la gente ahorrara electricidad en Seattle, pero desalentaron ese ahorro en Chicago. Otro ejemplo: recientemente DuPont descubrió que sus plantas químicas eu- ropeas, si bien pagaban dos veces los precios energéticos correspondientes a las ubicadas en Estados Unidos, no eran más efi cientes en cuanto a energía: Todas las plantas habían sido diseñadas por la misma gente, usando proce- sos y equipos similares. Deducimos que los elevados precios de la energía no garantizan su uso efi ciente y no son necesarios para lograrlo. A precios actua- les, la inversión para ahorrar mucha o la mayor parte de la energía usada en las fábricas y edifi cios comerciales existentes, a menudo produce retor- nos, después de aplicados los impuestos, del orden del 100 al 200% anual, y proporciona mejores servicios. Cuesta menos construir nuevos diseños más efi cientes que mantener los que hoy son inefi cientes. Todavía no se han cap- tado la mayoría de estos jugosos retornos y es vital analizar el por qué. Seguramente se puede ajustar el precio de la energía, pero es más importan- te dejar que la gente responda completa y rápidamente a los precios. Muchos obstáculos específi cos a la compra de efi ciencia energética pueden convertir- se en oportunidades comerciales. Hace una década, por ejemplo, sólo nueve estados recompensaron los servicios regulados por menor facturación y no por vender más energía. Hoy solamente Oregon, al cual pronto se unirá Cali- fornia, aún lo hace; la reestructuración de la electricidad perturbó al resto. En general se paga a los arquitectos e ingenieros de acuerdo con la suma que gastan, no por lo que ahorran; pero el reconocimiento de honorarios sobre la base del rendimiento fue parámetro de los ahorros y dio como resultado edifi cios con mejores diseños. Gran Bretaña permite que los empresarios de- claren como pérdida las inversiones en ahorro de energía y que la deduzcan de la ganancia imponible, de la misma manera que consignan como pérdida la energía que gastan. La caída de esa barrera –ajustando la política para que el uso efi ciente de energía pueda competir justamente– sería la prioridad número uno de una estrategia energética efectiva y equilibrada orientada al mercado. aportes 6.indd Sec1:9 04/10/2006 13:24:28 punto 1
página 10 En casi todos los casos, la efi ciencia energética no es costosa sino redituable: cuesta menos, generalmente mucho menos, que el combustible o la electri- cidad que se ahorra. La caída del 40% en la intensidad energética de los Esta- dos Unidos desde 1975, apenas ha impactado en el potencial. Los Estados Uni- dos han recortado la facturación energética anual en aproximadamente u$s 200 mil millones, pero aún gastan cerca de u$s 300 mil millones por año. Esta cifra continúa en ascenso mientras aprendemos más sobre cómo las tec- nologías más inteligentes pueden brindar más y mejores servicios con menos energía, utilizando menos dinero y más cerebros. Los benefi cios colaterales pueden ser aún más valiosos, por ejemplo, con una productividad laboral superior, del orden del 6 al 16%, en edifi cios con efi ciencia energética. La efi ciencia energética es sufi cientemente grande y sólida como para ser eje de la política energética nacional. El Presidente Carter lo comprendió, y sus efectos se dilataron por media década, una vez terminado su mandato. Entre 1979 y 1986, mientras el pbi crecía un 20%, los norteamericanos recortaron el uso total de energía en un 5%-21% de caída de intensidad, lo cual fue cin- co veces mayor que la gran producción de carbón y de energía nuclear, que eran temas centrales en la política del presidente Reagan. LA CARRERA ESTÁ LLEGANDO AL LÍMITE Puede lograrse efi ciencia energética más rápidamente que expandiendo el suministro de energía. De 1983 a 1985, el inversor en servicios que ocupa el tercer lugar en el país recortó su pronóstico de demanda pico para los diez años siguientes en un 8,5% por año, a un 1% del costo del nuevo suministro. Conforme a las técnicas de mercado de la década anterior, el inversor en servicios más grande de la nación se adjudicó el 25% de los nuevos proyectos comerciales de construcción para mejoras de diseño en sólo tres meses; por lo tanto, elevó su meta para el año siguiente, y el 9 de enero dio en el blan- co. Los programas de efi ciencia bien diseñados captaron hasta el 99% de los mercados meta. Una gran cantidad de bibliografía atestigua que el tamaño y el costo de los ahorros pueden pronosticarse y medirse en forma precisa. Hay miles de prácticas que son poco usadas más allá de la Costa Oeste, por- que tanto la reglamentación como la reestructuración perversa de servicios penaliza su uso. El tamaño y la velocidad de la efi ciencia hicieron caer los precios de la ener- gía en la mitad de los años '80. Al comenzar su mandato en 1981, el presiden- te Reagan estimuló los suministros de combustible fósil y de energía nuclear, sin darse cuenta de que los Estados Unidos ya estaban recortando la intensi- dad energética a un ritmo de 3,5% anual. Cinco años más tarde, la efi cien- cia energética –subestimada como un sacrifi cio impuesto y una distracción inefi caz de la habilidad de abastecimiento de los Estados Unidos de América– se había apropiado en forma exclusiva de los mercados, que se suponía pa- garían costosas expansiones de suministro. Muchos de los productores a los que Reagan intentó ayudar, quedaron arruinados. Esta historia tuvo ecos espantosos en 2001, ya que el presidente George W. Bush buscó con similar ardor estimular los suministros de energía, aún cuan- do en 1996 el país había reanudado con calma el ahorro de energía a un ritmo del 3,2% por año. El hecho de repetir el experimento a mediados de los '80 ya comienza a dar el mismo resultado. aportes 6.indd Sec1:10 04/10/2006 13:24:28 punto 1
página 11 Hace un año, aterrados por la crisis energética de California de 2000-2001, los especialistas en infraestructura planifi caron agregar capacidad generadora de electricidad del orden del 83% de la demanda total actual del estado, 96% de la región occidental, y al menos un tercio de la nacional-compatible con el llamado del vicepresidente Dick Cheney de construir al menos una central eléctrica por semana. Pero en agosto de 2001, la historia de tapa de Barron mencionó la sobrecarga de electricidad que se avecinaba en el mercado (tal como habíamos advertido seis meses antes). Por ahora, se han cancelado veintenas de plantas por falta de demanda y sus constructores, irracional- mente pomposos, están tambaleando a medida que Wall Street, herido por el colapso de Enron, desvaloriza sus títulos. Para evitar la prosperidad-decadencia, es necesario comprender sus tres cau- sas principales. En primer lugar, la efi ciencia cuesta menos que el suminis- tro de energía; por lo tanto, la mayoría de la gente cuando puede elegir, la compra. En segundo lugar, las políticas que fuerzan la adquisición de estas dos inversiones competitivas ponen en riesgo que se utilicen ambas, los clien- tes utilizarán sólo una (generalmente la más económica), descartando la otra. En tercer lugar, la efi ciencia se alcanza más rápido que el nuevo suministro. La efi ciencia llega a la línea fi nal mucho antes de que se construyan grandes plantas centralizadas, independientemente de que se las pague. Las nuevas tecnologías y los métodos de implementación hacen que la velo- cidad de la efi ciencia sea hoy más ventajosa de lo que fue hace 20 años. Du- rante los primeros seis meses de 2001, los usuarios de California eliminaron la demanda de crecimiento de los 5-10 años anteriores, sacando a las nuevas plantas del mercado antes de que estuvieran terminadas. Gran parte de ese ahorro fue temporario, pero es muy probable que las mejoras tecnológicas y la rápida instalación de plantas de micro energía y de energía eólica en granjas o zonas rurales consoliden este efecto en forma permanente. En contraposición a la creencia en centrales eléctricas de poca vida –por la denominada fi ebre del oro–, California no sufrió una demanda desmesurada, no detuvo la construcción de las centrales eléctricas en los '90 (aquellas cons- truidas excedieron la capacidad de energía nuclear del estado), y no escaseó la capacidad de generación. El mismo sistema que reunió una carga de 53 mil millones de vatios en el verano de 1999 no pudo juntar una carga de 29 mil millones de vatios en enero de 2001, no porque la mitad de la capacidad se hubiera evaporado, sino porque 10 mil millones de vatios quedaron inacti- vos. Una reestructuración de locos dejó a siete proveedores controlando dos tercios del mercado. Cada uno podía ganar más dinero vendiendo menor cantidad de electricidad a mayor precio, por lo tanto así lo hicieron. En este paraíso auto impuesto de revendedores, la Federal Energy Regulatory Com- mission (Comisión Reguladora Federal de Energía) interpretó su obligación principal –precios mayoristas «justos y razonables»– como lo que el mercado podría soportar. El mercado evolucionó favorablemente; nadie prestó aten- ción al interés del público. Pero los californianos ahora se dan cuenta de que las elecciones colaterales a la demanda constituyen un arma potente contra los especuladores y estafadores de precios. Lo mismo es aplicable a todos los norteamericanos, y no solamente respecto del tema de la electricidad. aportes 6.indd Sec1:11 04/10/2006 13:24:28 punto 1
página 12 LA ECONOMÍA DEL PETRÓLEO SE DEBILITA Estados Unidos de América tiene un problema grave con el petróleo, su fuente más grande de energía además de la efi ciencia. Luego de bombear petróleo durante mucho tiempo y más rápido que cualquier otro país, encontrar y extraer el petróleo que queda cuesta más que comprarlo en el mercado mun- dial de naciones menos agotadas. Además de una economía centralmente planifi cada, existen sólo tres respuestas posibles: —proteccionismo: ayudar a que el petróleo interno pueda competir, aumen- tando los subsidios o aplicando impuestos a las importaciones (y violando tanto los principios de mercado como las normas de libre comercio); —comercio: importar el petróleo más barato, como lo hacen casi todos los países, incluyendo a los competidores más fuertes de Estados Unidos de América (lo cual requiere que la nación que importe gane sufi cientes divisas para pagarlo –el costo para los Estados Unidos fue de u$s 109 mil millones en 2000); o —sustitución: hacer las mismas tareas con menos petróleo, mediante la sus- titución por otras fuentes de energía o por un uso más efi ciente. El informe al Congreso respecto de la política energética nacional del vice- presidente Cheney lubrica el sistema y agrega aproximadamente u$s 26 mil millones en subsidios para combustibles fósiles y energía nuclear en los próxi- mos nueve años (más u$s 8 mil millones para fuentes renovables y efi ciencia medible). Esto es proteccionismo clásico, que favorece a los perdedores sobre los ganadores en el mercado, suprime la efi ciencia energética mediante la distorsión de precios indicativos y daña la seguridad y competitividad nacio- nal. El informe también postula que la solución para el agotamiento del petróleo interno es agotar más rápido, una estrategia que el fallecido conser- vador David Brower denominó «Fuerza hasta el agotamiento». El proyecto de ley del Congreso se concentra en una fi cción de suministro de petróleo extravagantemente estimulada, que reaparece cada vez que los pre- cios del petróleo registran aumento: perforar para buscar petróleo debajo del Refugio Nacional de Vida Silvestre en el Ártico. Pero la reevaluación honesta y autorizada de los expertos del U.S. Geological Survey (Relevamiento Geológico de Estados Unidos) consideró que la geología del Refugio era desfavorable. usgs determinó que probablemente no exista petróleo recuperable desde el punto de vista económico debajo del Refugio –al precio moderado que el petróleo tendrá en los mercados de futuro, según pronósticos de la industria y el gobierno, y conforme a los pronósticos de ingresos del estado de Alaska. A precios con pocas probabilidades de mantenerse elevados, el usgs esperaba que las reservas promediaran aproximadamente los tres mil millones de ba- rriles –un cuarto de la producción de Prudhoe Bay. Comenzando en aproxi- madamente una década, posiblemente se podría suministrar, durante trein- ta años, menos del 1% de las necesidades de petróleo proyectadas en los Esta- dos Unidos– lo sufi ciente para hacer funcionar el 2% de los autos y camiones livianos de hoy en día. Durante varios años de producción pico, se podría suministrar aproximadamente el 1% de la producción mundial de petróleo y recortar las importaciones de petróleo de los Estados Unidos en hasta un 5%. Con esas reservas modestas y costos altos, no es negocio proceder a la extracción. aportes 6.indd Sec1:12 04/10/2006 13:24:28 punto 1
página 13 Los impulsores de una mejor tecnología dicen que con ella será posible supe- rar la desventaja de costos del petróleo del Refugio pero en cambio se intensi- fi cará al aumentar los proyectos competitivos que son menos remotos, hostiles y riesgosos. Las empresas petroleras más importantes (a las que hemos aseso- rado durante mucho tiempo) redujeron últimamente las inversiones en explo- ración, aún cuando los precios del petróleo subieron desmesuradamente, porque esperan que la tecnología de avanzada mantenga al mundo inundado de petróleo muy económico, con el que no pueden competir las extracciones en el Refugio. Evalúan una serie de perspectivas globales y no solamente el interés de la sucursal de Alaska. Nadie anhela realizar perforaciones en el Refugio: cuanto más estudian el análisis de usgs y su propia información secreta, menos interesados están. Los estrategas de la industria del petróleo comprenden también que no deman- daría mucha efi ciencia reemplazar esos tres mil millones de barriles hipo- téticos. Lograr que la fl ota de autos y camiones livianos mejore su efi ciencia en un promedio de 0,17 km/l haría ahorrar bastante nafta para ahorrar ese petróleo crudo; a principios de los '80 eso sucedía cada cinco meses. El petró- leo del Refugio podría ser reemplazado haciendo que el 4% de la fl ota de vehículos livianos sea tan efi ciente como el sedan eléctrico híbrido Prius que rinde 20,4 km/l, y logrando que una fracción de las cubiertas de recambio de los autos y camiones livianos sean tan efi cientes como las originales, o colocando superventanas en algunos edifi cios de los Esta-dos Unidos. La in- versión en el Refugio estaría especialmente en riesgo si los precios del petró- leo subieran inesperadamente, lo sufi ciente como para justifi carla, porque probablemente los usuarios ahorrarían energía aún más rápido. Una fracción del potencial de efi ciencia comprobado podría hacer que los inversores del Refugio perdieran hasta sus camisas porque el potencial total actual de aho- rro de petróleo conocido de Estados Unidos de América es casi igual a 54 Refugios llenos de petróleo –a un sexto de su costo. EL ARMA SECRETA DE ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA CONTRA LA OPEP (ORGANIZACIÓN DE PAÍSES EXPORTADORES DE PETRÓLEO) La última vez que los Estados Unidos estuvieron prestando atención al tema –entre 1979 y 1985– el pbi creció un 16% mientras que el consumo de petró- leo cayó un 15% y las importaciones del Golfo Pérsico cayeron un 87%. Si esto hubiera continuado al mismo ritmo, no hubiéramos necesitado más petró- leo del Golfo. En cambio, en 1986, la reducción de estándares de efi ciencia de autos y camiones livianos impuesta por el presidente Reagan, hizo que se duplicaran las importaciones del Golfo y que se gastara la misma canti- dad de petróleo que él buscaba debajo del Refugio Ártico. En 1991, con las importaciones de petróleo nuevamente en alza, los Estados Unidos desplega- ron en el Golfo Pérsico tanques Abram que recorrían 0,24 km/l y portaviones que recorrían 1,37 m/l porque no disponían de vehículos de 13,6 km/l en el país. La guerra del Golfo le costó a Estados Unidos más dólares que lo que le hubiera costado ahorrar todo el petróleo importado del Golfo. Está claro que había algo más que el petróleo en juego en la guerra del Golfo, pero difícil- mente hubiéramos enviado medio millón de tropas allí, si Kuwait solamente cosechara brócoli. A mediados de la década del '80 también se comprobó que los Estados Uni- dos de América podían elegir comprar menos petróleo en forma más rápida y en mayor escala, aventajando a la opep en los ajustes que podía hacer para aportes 6.indd Sec1:13 04/10/2006 13:24:29 punto 1
página 14 vender menos petróleo. Los autos nuevos fabricados en los Estados Unidos llegaron a ser 3 km/l más efi cientes en exactamente seis años. En otros paí- ses sucedió algo similar, aunque mediante la aplicación de impuestos más elevados a los combustibles, más que a través de normas de efi ciencia. La con- tracción de la demanda pronto inclinó el mercado del petróleo mundial a fa- vor de los compradores. Entre 1977 y 1985, mientras el pbi subía un 27%, las importaciones de petróleo de los Estados Unidos cayeron un 42%, privando a la opep de un octavo de su mercado. Todo el mercado petrolero mundial se redujo en un décimo; la participación de la opep pasó de 52% a 30%, con un recorte de producción total del orden del 48%. Los Estados Unidos fueron responsables de un cuarto de esta reducción, fundamentalmente a través de los nuevos autos que recorrían un 1% menos de kilómetros, con un 20% menos de litros. Solamente el 4% de esos ahorros provenía de fabricar autos más pequeños. Ese incremento del 52% en la productividad petrolera de los Estados Unidos, obtenida en ocho años, se constituyó en una nueva fuente efectiva de segu- ridad energética y en un arma poderosa contra los precios extorsivos de la opep. Al inducir la productividad petrolera de la nación, los Estados Unidos pudieron ejercer más poder de mercado que los que monopolizaban los suministros, rebajar precios y brindar fuentes internas de energía diferen- tes y más seguras para servir a una fracción más amplia de las necesidades reducidas. Hoy, sólo un cuarto del petróleo que se consume en los Estados Unidos pro- viene de la opep; la mayoría de las importaciones provienen del hemisferio occidental. Pero el aumento de la concentración de reservas de Medio Orien- te, así como su vulnerabilidad e inestabilidad, hizo que las importaciones fueran una preocupación. Cuanto mayor es la preocupación, mayor es la necesidad de sustituir el producto, no por cualquier opción, sino por la más económica y rápida. En efecto, comprar cualquier otra opción hará que las importaciones de petróleo sean mayores y más prolongadas de que lo que hubieran sido de haber elegido comprar opciones más económicas y rápi- das. Los Estados Unidos cometieron justamente este error cuando la políti- ca nacional de las décadas del 70 y del 80 llevó a comprar energía nuclear y carbón por valor de u$s 200 mil millones. Comprarlas en lugar de optar por efi ciencia energética más barata hizo que los Estados Unidos de Améri- ca continuaran importando petróleo, produjeran residuos nucleares y ma- teriales para bombas nucleares, y dañaran el clima de la tierra. Las ventajas derivadas de la efi ciencia no implican que se reemplace o deba reemplazar todo el suministro. El suministro continuo también es importan- te. Pero su tradicional énfasis –electricidad y combustibles de alta calidad centralizados– apenas encaja con las necesidades del usuario fi nal, que es- tán principalmente descentralizadas. Si los expertos van a seleccionar los suministros, deberían adaptarlas a las necesidades del usuario fi nal. Pero las elecciones del mercado son mejores. Últimamente, los mercados princi- palmente han elegido sobre todo uso efi ciente y suministros descentraliza- dos y a menudo renovables. Eso es bueno para la economía, el medio am- biente y la seguridad nacional; también amortigua los destructivos ciclos de prosperidad-decadencia de los proveedores de energía. La segunda parte de este artículo delineará una política de energía nacional que aproveche estas ventajas. aportes 6.indd Sec1:14 04/10/2006 13:24:29 punto 2
página 15 El mundo es peligroso. La política energética de los Estados Unidos de Amé- rica lo hace aún más peligroso. En 1981, escribimos para el Pentágono lo que todavía es el estudio no clasifi cado de mayor autoridad sobre la vulnerabilidad de la energía interna. Descubrimos algo que luego fue confi rmado por el go- bierno y los expertos industriales: unos pocos individuos podrían interrum- pir, de la noche a la mañana, las tres cuartas partes de la provisión de petróleo y gas a los estados del este, sin salir de Louisiana. Un grupo similar podría cortar la energía eléctrica en cualquier región o matar a millones de personas saboteando una central nuclear o incrustando en ella una aeronave. Desde entonces, muy poco ha cambiado. La mayoría de los servicios de suministro energético existentes en los Estados Unidos –y los adicionales propuestos en el actual Proyecto de Ley de Energía son bastante vulnerables al ataque. La seguridad nacional está también en riesgo porque el 13% del petróleo que usamos viene del Golfo Pérsico (que posee dos tercios de las reservas petro- leras del mundo). Es urgente comprar sustitutos más rápidos y económicos, pero no sirve reemplazar petróleo extranjero inseguro por nuevas fuentes de energía interna insegura. Sólo tendremos una provisión segura de energía cuando hayamos reemplazado el petróleo de Medio Oriente y cambiado la ar- quitectura básica de nuestra infraestructura energética interna. Los sistemas de energía no son seguros por estar ubicados dentro de los Estados Unidos –a menos que sea imposible que se produzcan fallas generalizadas y que las fallas locales sean leves. Consideremos la obsesión actual por la extracción de petróleo en el Arctic National Wildlife Refuge (Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico) [el Re- fugio]. El sistema taps (Trans-Alaska Pipeline System [Sistema Oleoducto Trans- Alaska]) de 1280 km de extensión y única forma de llevar el petróleo del Refugio hacia el sur, constituye un gran objetivo terrorista –peor que el conocido Estrecho de Ormuz– al ex- tremo que el ex director de la cia, R. James Woolsey, ciudadano de Okla- homa que en general estaba a favor del petróleo, se declaró en contra del petróleo del Refugio porque lo conside- raba demasiado vulnerable. No sólo los atacantes tienen acceso al taps; a me- nudo, no se puede reparar en invierno. Si las principales estaciones de bombeo o las instalaciones de cualquiera de los dos extremos quedaran inoperantes, al menos la mitad de los nueve millones de barriles de petróleo caliente del oleoducto podría espesarse en una semana de invierno. El Ejército, la Conta- duría General de los Estados Unidos y la Comisión Judicial del Senado dijeron que la posición del taps es indefendible. Fue incompetentemente bombardea- do en dos oportunidades, saboteado y atacado en más de 50 ocasiones. El 4 de octubre de 2001, el disparo de rifl e de un hombre ebrio perforó el oleoducto interrumpiendo un sexto de la producción de petróleo de los Estados Unidos durante 60 horas. Hace dos años, por suerte se frustró la sofi sticada conspira- ción de un ingeniero descontento que trataba de benefi ciarse a partir de ne- gociaciones de futuros de petróleo, ello ocurrió antes de que pudiera hacer volar tres plantas críticas en los predios del taps. Los Senadores, que hicieron del petróleo del Refugio el centro de su proyecto de ley, caprichosamente titu- lado Seguridad Energética Nacional, obviamente no conectaron los datos. El taps, que tiene 24 años de antigüedad, también sufre corrosión, erosión, stress y fundición del subsuelo permanentemente congelado que lo soporta Energía para siempre Los sistemas energéticos diseñados para ser efi cientes, des- centralizados y diversifi cados constituyen una exigencia de la seguridad nacional, el público quiere y el mercado está listo para proveer. aportes 6.indd Sec1:15 04/10/2006 13:24:29 punto 2
página 16 –todos estos costos de mantenimiento están en alza y puede llegar a ser impo- sible afrontarlos en esta década. Las defi ciencias en la administración tam- bién persisten. En 2000, el oleoducto taps sufrió dos serios accidentes y la terminal petrolera Valdez se salvó de otro. El 22 de septiembre de 2001, por séptimo año consecutivo, en un procedimiento de rutina se presurizó en exceso el oleoducto, ocasionando derrames en tres estaciones de bombeo. Aún en un mundo libre de terrorismo, no sería prudente confi ar totalmente en el taps. Afortunadamente, hay alternativas más rápidas, económicas y seguras. Pode- mos lograr seguridad energética utilizando menos energía de modo mucho más efi ciente para hacer las mismas tareas –proveyendo lo que aún se nece- sita a partir de fuentes que son intrínsecamente invulnerables porque están dispersas, son variadas y cada vez más renovables. Estas opciones reducen la necesidad de transportar energía mediante líneas de transmisión y oleoduc- tos que atraviesan grandes distancias y en general cuestan mucho menos que expandir esas conexiones. SEGURIDAD EN LAS GANANCIAS En el caso de las tareas que dependen del petróleo, el cambio sería relativa- mente fácil de instrumentar. La efi ciencia energética es el recurso de más rápido despliegue y se encuentra disponible en grandes cantidades. Si se ga- naran 1,15 km/litro en el uso de combustible destinado a la fl ota de vehículos livianos de los Estados Unidos, se podrían reemplazar por completo las im- portaciones del Golfo Pérsico y esto no es una quimera. La National Academy of Sciences (Academia Nacional de Ciencias) informó el año pasado que se podría ahorrar más combustible en los autos y camiones livianos convencionales sin comprometer la seguridad, el funcionamiento o los recursos fi nancieros. De modo similar, el Defense Science Board (Consejo de Defensa de la Ciencia) demostró recientemente cómo el Pentágono –el mayor comprador de petró- leo del mundo y mayor usario de energía del país– podría ahorrar miles de millones de dólares en combustible por año y al mismo tiempo mejorar su capacidad de combate. La efi ciencia es un recurso energético ininterrumpible y ya distribuido, inmune tanto a las potencias extranjeras como al terrorismo. También estabiliza los precios, protege el clima y el medio ambiente, y garan- tiza buenos puestos de trabajo en todo el país. En cuanto a los nuevos combustibles que reemplazarían al petróleo, ya sabe- mos cómo producirlos efi cazmente a partir de recursos renovables, teniendo en cuenta los costos. Los residuos rurales, industriales, urbanos y forestales, y ciertos cultivos que realimentan el suelo, pueden producir combustibles limpios para el transporte, fertilizantes y sustitutos de petroquímicos (a me- nudo con calor y electricidad como derivados convenientes). Si éstos se pro- ducen cerca de donde se utilizan, podrán evitarse las refi nerías gigantes y los oleoductos vulnerables. Si se trabaja correctamente, el uso de los biocom- bustibles también redundará en más puestos de trabajo, permitirá preservar los cultivos rurales, enriquecer el suelo, aumentar los ingresos rurales y pro- teger el clima mundial. Hacen falta políticas coherentes para movilizar estos recursos seguros y pro- bados, lo mejor se compra primero, para poder reemplazar el petróleo inter- no y el importado inseguro en forma rápida y redituable. aportes 6.indd Sec1:16 04/10/2006 13:24:29 punto 2
página 17 De manera similar, es posible suministar energía eléctrica segura a precios accesibles. La electricidad de los Estados Unidos de América proviene princi- palmente de grandes centrales eléctricas que dejaron de crecer en efi ciencia en la década del '60, de ser más económicas en la década del '70, de ser las más grandes en los '80, y de construirse en los '90. Sin embargo, las plantas que ya tenemos continuarán prestando servicios por mucho tiempo y al me- nos deberían comenzar a reutilizar el calor residual que ahora tiran –y que es tanta energía como la que consume Japón por todo concepto. En principio, se podría recortar el uso total de combustible del país en un tercio, reducir a la mitad el costo neto de generación y ahorrar un billón de dólares por década, si las regulaciones lo permitieran como sucede en Europa. Pero las grandes centrales eléctricas no pueden suministrar electricidad realmente económica y confi able por dos razones: los sistemas de distribución de ener- gía cuestan aún más que las centrales y la red de electricidad es la causa de la mayoría de las fallas energéticas. La microenergía in-situ y barrial, generada en o cerca de la generación dis- tribuida, puede solucionar ambos problemas al ofrecer electricidad a partir de varias fuentes, en forma descentralizada y casi invulnerable. El mercado también impulsa la microgeneración, que es más fl exible y de más rápida construcción que las grandes centrales eléctricas; además, se obtienen valio- sas ventajas fi nancieras y de ingeniería de recursos eléctricos que se adaptan a las necesidades. Las centrales termoeléctricas de gas, de efi ciencia doble y de ciclo combinado, cada una de las cuales produce cientos de megavatios, se quedaron con el mercado en la década de los '90. Ahora se están haciendo obsoletas, y comien- zan a ser reemplazadas por enjambres de microturbinas, grupos electróge- nos y celdas de combustible que son mil o aún diez mil veces más pequeñas, pero con igual o mayor efi ciencia (y pueden recapturar más fácilmente el calor residual). El Manhattan’s Condé Nast Building, por ejemplo, fue diseña- do para usar la mitad de la energía que normalmente utiliza un edifi cio de ofi cinas común; y con el ahorro en los costos de construcción, quienes desa- rrollaron el proyecto pudieron equiparlo con las dos fuentes energéticas más conocidas y confi ables –celdas de combustible y celdas solares. Esta electri- cidad ultraconfi able in-situ los ayudó a adueñarse del mercado inmobiliario reclutando rápidamente locatarios con gran poder adquisitivo y alquileres muy bien pagos. Las fuentes propagadas de electricidad renovable son las que más rápidamen- te están creciendo en Europa. Los aerogeneradores ya proveen el 18% de la energía de Dinamarca y están listos para proveer la mitad en 2030. De hecho, la energía eólica últimamente ha agregado más megavatios en todo el mundo que la energía nuclear en toda la década del 90 y domina el plan de Europa para hacer que el 22% de su electricidad provenga de fuentes renovables para 2010 (dos veces la fracción actual de los Estados Unidos). De acuerdo con es- pecialistas del gobierno, en términos de rentabilidad, la energía eólica podría ir mucho más allá de satisfacer las necesidades de electricidad del mundo –o las de Estados Unidos de América– a precios constantes que ahora cierran por debajo de 3 centavos por kilovatio-hora . La energía solar está disfrutando un auge similar, últimamente pasó del 26% al 42% por año. En Sacramento, cinco promotores inmobiliarios ofrecen, como equipo estándar, techos «so- lares» para casas, que generan electricidad. (Luego de que la problemática aportes 6.indd Sec1:17 04/10/2006 13:24:29 punto 2
página 18 central nuclear que había suministrado casi la mitad de la energía de Sacra- mento cerrara sus puertas como consecuencia de un plebiscito, las inversio- nes en efi ciencia y la provisión de servicios nuevos, variados, a menudo des- centralizados y provenientes de fuentes renovables hicieron que el reemplazo fuera confi able y a menor costo. Además, los analistas universitarios descu- brieron que las inversiones de cinco años en efi ciencia eléctrica habían im- pulsado la producción económica del condado en aproximadamente u$s 185 millones, habiéndose agregado 2946 puestos de trabajo). En todo el país, los constructores residenciales líderes planean cientos de subdivisiones unidas en red y alimentadas por energía solar. El benefi cio para la seguridad nacional no es lo que pregona la microenergía. Según el Subsecretario de Energía, David Garman, «aparte de los benefi cios ambientales obvios, la energía solar y los demás recursos energéticos distri- buidos, pueden aumentar nuestra seguridad energética». Garman agrega: La generación distribuida en muchas localizaciones integrantes de la red aumenta la confi abilidad y la calidad energética, al tiempo que reduce la presión en el sistema de transmisión de electricidad. También hace que nuestra infraestructura eléctrica sea menos vulnerable al ataque terrorista, tanto en la distribución de la energía genera- da como en la diversifi cación de los combustibles para generarla. A mi modo de ver, todo aquel que esté comprometido en este esfuerzo está también comprometido en la lucha nacional contra el terrorismo. Mientras tanto, el crecimiento explosivo de la microenergía aumenta, ade- más, el riesgo fi nanciero de construir centrales eléctricas grandes (y vulne- rables), porque los competidores rápidos y ágiles pueden hacer que queden sin fundamento antes de que se terminen. A mediados de la década de los 80, California pasó de la escasez de energía a la superabundancia exacta- mente en dos años, mediante el desarrollo de la efi ciencia y el suministro descentralizado. En 2001, solamente le tomó medio año –y los instaladores de efi ciencia y microenergía aún tienen pedidos pendientes. La efi ciencia y la microenergía son socios naturales. Con un uso muy efi ciente de electricidad, una casa nueva puede funcionar con unas pocas celdas so- lares que cuestan menos que conectar la red eléctrica, dejando de lado el pa- go de las facturas de servicios. En nuestra propia casa, en lo alto de las Rocky Mountains (Montañas Rocallosas), dicha efi ciencia hizo que ahorráramos un 99% en calefacción y agua caliente y un 90% en uso de luz eléctrica, con lo que la inversión se recuperó en 10 meses– y todo eso con la tecnología de 1983. Otras personas construyeron casas que son confortables sin aire acondi- cionado hasta los 46ºc, siendo su costo de construcción inferior al de las casas convencionales. Estas grandes reducciones en la energía necesaria hacen que la microgeneración sea especialmente atractiva y que se acelere su difusión. El diseño integrado y super efi ciente es factor crucial. A menudo puede hacer que cueste menos ahorrar mucha energía que ahorrar poco o no ahorrar na- da. Eso quedó demostrado en una amplia gama de sistemas técnicos, usos y sectores económicos. En un circuito de bombeo típico industrial, por ejemplo, un diseño mejorado permitió recortar el uso de la energía en un 92%, costó menos construirlo y funcionó mejor. Esto no se logró mediante una nueva tecnología sino solamente por un mejor diseño que utilizaba caños de mayor diámetro, cortos y rectos en lugar de delgados, largos y curvos. No es ciencia espacial –sino nada más que ingeniería Victoriana redescubierta. aportes 6.indd Sec1:18 04/10/2006 13:24:30 punto 2
página 19 AVANCE HACIA EL HIDRÓGENO El paso siguiente integrará la efi ciencia con el cambio de hidrocarburos a hidrógeno simple. Ya hemos progresado al reducir la combustión del car- bón que daña el clima; hoy dos de cada tres átomos de combustible fósil que quemamos son de hidrógeno, el otro es de carbono. La economía emergente del hidrógeno elimina tanto la combustión como el resto del carbono usan- do hidrógeno puro en las celdas de combustible. ¿Recuerdan el experimento químico de la escuela secundaria en el cual una corriente eléctrica descom- pone el agua en hidrógeno y oxígeno? Una celda de combustible revierte este proceso, recombina químicamente estos gases para producir electricidad, agua caliente pura y nada más. Las celdas de combustible son la fuente de electricidad más efi ciente, limpia, y confi able. Al comienzo, el hidrógeno que ellas necesitan se fabricará principalmente a partir del gas natural, pero eso no es un obstáculo. La industria del hidró- geno ya está madura y ha desarrollado formas de hacerlo económicamente en todas las escalas, aunque las pequeñas son más económicas y menos vul- nerables. En la actualidad, el hidrógeno es competitivo en cuanto a costos en muchos usos. Más aún, el gas con llama clara y vigorosa es más seguro de usar y almacenar que la nafta; investigaciones recientes sugieren que la in- fraestructura de recarga de combustible podría llegar a ser más económica. No hay que preocuparse por la extinción del gas natural: a medida que la eco- nomía del hidrógeno crezca, es probable que se utilice menos gas natural que el que usamos ahora. A la larga, es muy probable que se fabrique hidrógeno a partir del agua, usando electricidad renovable o posiblemente energía solar. Otra posibilidad es que se extraiga del petróleo y quizás aún del carbón, sin liberar carbono al aire. Todas estas opciones están evolucionando rápidamen- te y estarán en fuerte competencia. Esto no es ciencia fi cción; ya está empezando a suceder, empujado por los be- nefi cios económicos especiales de la microenergía. Cientos de edifi cios en los Estados Unidos, desde la estación de policía en el Central Park de Nueva York hasta un centro de datos de tarjetas de crédito de Omaha, están alimen- tados por celdas de combustible. Los ómnibus con celdas de combustible es- tán en el mercado. Los autos experimentales propulsados por celdas de com- bustible se encuentran en camino y el Secretario de Energía, Spencer Abra- ham, anunció el 9 de enero la colaboración entre el Gobierno Federal y las tres grandes automotrices para acelerar su ingreso al mercado. Los titulares de siete importantes empresas petroleras y automotrices han anunciado que se avecina el «fi n de la era del petróleo» y el «nacimiento de la era del hidróge- no»—un negocio más redituable en el cual están invirtiendo muy fuerte. En los últimos planes de escenarios de Royal Dutch/Shell, el caso nego- cio como siempre presenta un mun- do que para el 2050 obtendrá un ter- cio de su energía y toda la energía incremental a partir de fuentes re- novables; el otro, un escenario más radical, contempla un cambio acelera- do al hidrógeno, manteniendo los niveles de uso de petróleo hasta el 2020 y dando paso luego a una abrupta caída. El ex Ministro de Petróleo de Arabia Saudita, el Jeque Yamani, es el último de varios expertos en energía en expre- La energía no es segura sólo por el hecho de que las fuen- tes de suministro estén ubicadas en este país; nosotros también debemos lograr que las fallas energéticas genera- lizadas sean imposibles y que las fallas locales sean leves. aportes 6.indd Sec1:19 04/10/2006 13:24:30 punto 2
página 20 sar: «la Edad de Piedra no terminó porque el mundo se quedó sin piedras, y la Era del Petróleo no terminará porque en el mundo se acabe el petróleo». HYPERCARS La última sorpresa en la revolución de la efi ciencia está dirigida a los princi- pales usuarios del petróleo y a su mercado de mayor crecimiento: autos y ve- hículos livianos. Los nuevos autos norteamericanos hacen un promedio de 10,2 km/l. La transición está en marcha en toda la industria. El Prius Corolla de Toyota es un híbrido eléctrico de cinco asientos que rinde 20,4 km/l; el Honda crx, híbrido de dos asientos, 27,2 km/l. Una fl ota de autos con la efi - ciencia del Prius ahorraría 25 Refugios Árticos, pero éste es sólo el comienzo. Ford, DaimlerChrysler y General Motors ya están analizando los sedan fami- liares de 30,6 km/l a 34 km/l. Casi todos los fabricantes que participaron en la reciente muestra de autos de Tokio exhibieron buenos prototipos híbrido eléctricos, algunos rendían más de 42,5 km/l. Volkswagen ya vende europeos de 33,2 km/l, subcompactos no híbridos de cuatro asientos y planifi ca fabri- car un auto para la ciudad de dos asientos para el 2003 que rendirá 100 km/l (no es un error; vw está ya probando una versión diesel que rinde el equiva- lente a 120 km/l). Cuando los autos tienen tanta economía de combustible y se alimentan con celdas de combustible, estamos frente a una opción a corto plazo con la tecnología actual. En el año 2000, Hypercar Incorporated (www.hypercar.com), una fi rma previa- mente formada en nuestro Rocky Mountain Institute, diseñó un auto que se puede fabricar a un costo competitivo, es un mediano suv. Las supercom- putadoras lo muestran espacioso, confortable y deportivo como un Lexus rx-300 o un Ford Explorer—y tan seguro en caso de choque, si bien los otros lo duplican en peso. (La estructura del auto está fabricada con un compuesto ultraliviano de fi bra de carbono, que puede absorber hasta cinco veces más que el acero la energía de impacto por unidad de masa). Al rendir el equiva- lente a 42 km/l, llegaría a 530 km con 3,4 kg de hidrógeno comprimido alma- cenado en forma segura, o a aproximadamente 965 km con 6,36 kg, usando los últimos tanques, debido a la doble efi cienca de la celda del combustible, a que es un auto liviano y a la baja resistencia aerodinámica: conducirlo a 88,5 km/h no demandaría más energía que la que un suv utilizaría normalmen- te para su aire acondicionado. Esa superefi ciencia y su diseño radicalmente simplifi cado, y con el software necesario, hacen que el auto esté preparado para el hidrógeno, con celdas de combustible lo sufi cientemente pequeñas para ser soportadas y tanques de hidrógeno lo sufi cientemente pequeños para ser considerados aptos. Hypercars™ podría transformar la industria automotriz mundial de billo- nes de dólares dentro de dos décadas. Esos vehículos en todas sus formas y tamaños— podrían hacer ahorrar a los Estados Unidos ocho millones de barriles de petróleo crudo por día. Es como encontrar una Arabia Saudita inagotable, realizando extracciones en la «formación de Detroit». Una fl ota de Hypercar global podría ahorrar tanto petróleo como el que ahora vende la opep. Estos autos deberían poner punto fi nal a la guerra de trincheras entre los de- fensores de elevados impuestos a la nafta y la gente que apoya estrictas normas de efi ciencia. No será necesaria la intervención política para impulsar a la gente a comprar autos inseguros y lentos con el objeto de ahorrar combus- aportes 6.indd Sec1:20 04/10/2006 13:24:30 punto 2
página 21 tible y reducir las emisiones: los nuevos autos se venderán simplemente por- que son mejores que los modelos actuales. (Es alentador que el popular híbri- do Toyota Prius fuera desarrollado y comercializado y que resultara rentable sin ninguna acción del gobierno). Además, los fabricantes de autos deberían disfrutar de una ventaja competitiva porque sus necesidades de capital, par- tes, espacio, y armado podrían ser 10 veces menores. Este potencial es convincente. Desde que pusimos el diseño Hypercar básico en el dominio público en 1993 (por lo tanto nadie podía patentarlo –como un software gratis), se comprometieron aproximadamente u$s 10 mil millo- nes en todo el mundo con está línea general de desarrollo. Podrá acelerarse el uso si se integra el desarrollo de celdas de combustible en autos y edifi cios. Por ejemplo, los autos propulsados con celdas de combusti- ble podrían alquilarse inicialmente a la gente que trabaja en edifi cios o cer- ca de edifi cios que tengan celdas de combustible instaladas para la genera- ción de energía y acondicionamiento del espacio. Los autos deberían poder conectarse a un edifi cio cercano al lugar en que queden estacionados (apro- ximadamente el 96% del tiempo). Tendría que existir la posibilidad de com- prar el hidrógeno excedente del edifi cio y de revender la electricidad que las celdas de combustible de los autos generen—en el momento y lugar donde tengan más valor. Esto bien podría permitir la recuperación de gran parte del costo de compra del auto. Si todos los autos fueran Hypercars de distin- tos tamaños, podrían tener una capacidad generadora 6-12 veces superiror a la que tienen cuando están estacionados, como la que tienen todos los pro- veedores de electricidad; y reemplazarían a todas las centrales nucleares y a las alimentadas a carbón. Se lograría ahorrar energía con mayor rapidez, en el corto plazo y aplicando medidas radicales, si se movilizaran adecuamente los recursos y las políticas estuvieran alineadas. Por ejemplo, se podría cobrar un arancel a los compra- dores de autos nuevos inefi cientes o realizar un descuento a aquellos que son efi cientes—los aranceles compensarían los descuentos. La renovación del par- que automotor podrá acelerarse si el descuento por un auto efi ciente se basa en la diferencia de efi ciencia entre el auto nuevo que se compra y el auto vie- jo que se desecha. (El descarte y el no reemplazo por uno igual tendría pre- mio). Al impulsar la eliminación prematura de los autos menos efi cientes, las reducciones de aranceles crearían un fuerte estímulo económico para la industria automotriz. Los benefi cios serían inmensos y rápidos en varios rubros: importaciones de petróleo, balanza comercial, seguridad nacional, calidad de aire, clima y equidad. Esta es sólo una de las muchas posibilidades políticas innovadoras. También se podría dejar de subsidiar el manejo, el estacionamiento y las rutas; dejan- do que el parque automotor (excluidos los autos), compuesto por ejemplo, por ómnibus y bicicletas innovadoras, compita en forma justa; dejar de sub- sidiar y de otorgar autorizaciones amplias; eliminar monopolios en las áreas de embarque de los aeropuertos y en los espacios donde los aviones estacio- nan para aumentar la competencia de las aerolíneas, de modo que los vuelos directos internacionales reemplacen a las paradas no deseadas en los «fortress hubs» (aeropuertos donde una sola aerolínea controla casi toda la capacidad de los pasajeros); y ayudar a los fabricantes de camiones pesados y aviones comerciales a que dupliquen o tripliquen rápidamente la efi ciencia del com- bustible en sus productos. aportes 6.indd Sec1:21 04/10/2006 13:24:31 punto 2
página 22 El menú político no debe estar limitado a una lista empobrecida de presio- nes impositivas; puede ser rico, variado, amplio y atractivo para todas las tendencias ideológicas. Fuera del sector transporte, podríamos enseñar a estudiantes de arquitectura, ingeniería y ciencias económicas cómo sacar máximo provecho de este moderno potencial de efi ciencia. Podríamos crear mercados para el ahorro de energía, para que los cazadores de premios no se cansen de perseguir sus objetivos. Podríamos movilizar a las comunidades para instalar retroadaptaciones masivas, bloque por bloque. Podríamos pro- mover negocios basados en el ahorro de combustible, para que en lugar de vender más autos y más combustible, se baje el consumo en ambos rubros al contar con servicios de transporte prácticos. Podríamos descartar tecnologías inefi cientes con la misma fi rmeza con la que introducimos nuevas, evitan- do así empobrecer aún más a la gente y a las naciones pobres, vendiéndoles nuestra basura o chatarra descartada. Esto último no es un tema menor. La política energética de Estados Unidos de América atiende fundamentalmente sus propias necesidades, pero debe- ría atender también las del mundo. La ya avanzada efi ciencia energética y los recursos renovables competitivos ofrecen ventajas extraordinarias para ayudar a los pobres de todo el mundo, especialmente a los dos mil millones de personas que no tienen electricidad, para que logren una vida decente, sin la cual aún la suma de u$s 11.000 por segundo, que se gasta actualmente en armas y soldados, no puede mantenernos seguros. Analicemos el ejemplo de una buena lámpara fl uorescente compacta. Emite la misma luz que una lámpara incandescente, pero la electricidad que utili- za es cuatro a cinco veces menor y dura de 8 a 13 veces más, ahorrando dece- nas de dólares más de lo que cuesta. Evita introducir una tonelada de dióxi- do de carbono y otros componentes dañinos en el aire. Pero esto va más allá, se fabrican 500 millones todos los años —puede recortarse en un quinto la carga pico de la tarde que causa apagones en la sobrecargada Bombay, impul- sar en un cuarto las ganancias de los granjeros norteamericanos criadores de pollos, o elevar hasta en un tercio los ingresos de las unidades familiares de los haitianos necesitados. Para fabricar la lámpara es necesario un 99,97% menos de capital que para expandir el suministro de electricidad, liberan- do así la inversión hacia otros destinos. La lámpara reduce las necesidades de energía hasta niveles que hacen que la energía solar generada sea asequi- ble, por lo tanto las niñas de las viviendas rurales pueden aprender a leer de noche, mejorando el rol de las mujeres. Una lámpara hace todo eso, se com- pra en el supermercado y se enrosca. Con una lámpara por vez, podemos hacer que el mundo sea más seguro. ELECCIÓN, NO CONDENA Las industrias de suministro de energía de los Estados Unidos de América han realizado el trabajo notable de proveer combustible a la mayor economía del mundo. Son vitales, especializadas, dedicadas y a menudo innovadoras. Pero la política energética no se ocupa del pasado; da forma al futuro. Debería crear una estructura para tratar que el futuro sea una elección y no una condena. Cuando el mercado evaporó la supuesta escasez de energía sobre la que la administración Bush había fundado y publicitado su plan de Política Energé- tica Nacional para 2001, considerando de 1300 a 1900 centrales eléctricas aportes 6.indd Sec1:22 04/10/2006 13:24:31 punto 2
página 23 nuevas y perforaciones de petróleo en todos lados, se creó una nueva apertu- ra política. Cuando el Protocolo de Kyoto comenzó a proteger el clima global, siendo aceptado por casi todas las naciones, y poniendo en gran desventaja a las fi rmas de Estados Unidos que no podían obtener ganancias de la comer- cialización de carbono, la política cambió frente a la prueba reciente de que la reducción de las emisiones de carbono pueden acompañar la vitalidad económica. (De 1996 a 1999, la economía de Estados Unidos creció nueve ve- ces más rápido que las emisiones de carbono. La economía global en 1998 y 1999 creció un 2,5% y 2,8%, respectivamente, mientras que las emisiones de carbono cayeron 0,5% y 0,8%). Mientras tanto, la caída de la energía nuclear en el mercado de capitales quedó sellada por temor a su vulnerabilidad fren- te al terrorismo; los conservadores se han unido a los ambientalistas para oponerse a los arrolladores poderes federales y rechazar las decisiones sobre emplazamientos que se manejan a nivel estadual. Este es un momento apropiado para analizar nuevamente las oportunidades energéticas de los Estados Unidos, si bien el Congreso parece haber llegado a un punto muerto con respecto a las antiguas listas de propuestas. Antici- pándose a esto, dos asociaciones civiles sin fi nes de lucro—el Rocky Mountain Institute y el Consensus Building Institute—hace poco crearon la National Energy Policy Initiative (Iniciativa Política Energética Nacional) para formar un grupo independiente –ideológicamente diverso– de distinguidos especia- listas en política energética. Ellos buscarán consensuar objetivos, principios y contenido de la política energética que puede requerir amplio apoyo. En febrero se entregarán las recomendaciones de este grupo a los principales líderes políticos y se darán a conocer a todos los nortenorteamericanos. No sabemos y no podemos formular por anticipado esas recomendaciones. Sin embargo, tres décadas de experiencia bien documentada en todo el mundo sugieren que tanto la competencia justa de mercado cuanto las sa- bias decisiones administrativas tienden a favorecer ampliamente ciertos re- sultados. Esto incluye uso más efi ciente, energía de calidad correcta y escala de trabajo, fl exibilidad y transparencia. Una política energética acertada no elegirá a los ganadores ni eliminará a los perdedores, no sustituirá el pla- neamiento central por las fuerzas de mercado, ni pronosticará la demanda para luego construir la capacidad de satisfacerla. En cambio, derribará las barreras que ahora evitan que el mercado, sin pasiones, escoja la mejor car- tera de inversiones, tanto en lo que se refi ere a efi ciencia como a suministro. Los consumidores informados no necesitan jefes ni niñeras que les digan cómo manejar sus vidas; en cambio deberían elegir entre las opciones que compiten justamente a precios verdaderos. Entonces, la demanda de energía no crecerá y esto realmente ayudará a la economía. (A partir de 1975 y duran- te 16 años, la demanda de petróleo de todo el país no se elevó, mientras que el producto bruto interno creció un 63%; desde fi nes de la década de 1970, la demanda per cápita de electricidad en California permaneció estable durante 20 años, mientras que la economia de estado casi la duplicó). Con una deman- da estable o en baja –y el tiempo necesario para construir las fuentes de su- ministro de energía de la próxima generación– será práctico proveer servicios energéticos seguros y limpios, al menor costo para todos, para siempre. El inventor Edwin Land dijo que la gente que parece haber tenido una idea nueva, a menudo simplemente dejó de tener una vieja idea. La idea antigua clave que debe abandonarse es que los enfoques tradicionales de oferta de aportes 6.indd Sec1:23 04/10/2006 13:24:31 punto 2
página 24 suministro tienen sentido o generan dinero. Una política energética nueva, equilibrada y regida por el mercado puede hacer ambas cosas –si dejamos de lado el pasado, elegimos lo que funciona y hacemos lo que la mayoría de los norteamericanos quiere. aportes 6.indd Sec1:24 04/10/2006 13:24:31 aportes 6.indd Sec1:25 04/10/2006 13:24:31
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